14 febrero, 2008

A sangrar mi amor

Hay hombres que dan bien de maridos. Hay tíos, primos, padres y abuelos perfectos. Con otros sólo podríamos ser buenos amigos pero también existen aquellos hombres con los que caeríamos en la tentación. Por y con ellos seríamos capaces de vivir un romance fogoso y apasionado. Pero a no engañarse, son los mismos que sólo pueden ser buenos por una noche. Continuar con esa historia sería un error. Correríamos serios riesgos de enamorarnos perdidamente. Con esta clase de hombre hablaríamos hasta el cansancio y beberíamos margaritas. Seguramente él tocaría la guitarra y más tarde terminaríamos entre sus sábanas pero, el problema es que esta especie huye de cualquier tipo de compromiso. Nacieron para ser libres y tener un amor en cada puerto. En el imaginario femenino Johnny Depp encaja en este modelo. Johnny tiene que ser un excelente amante. Su cara lo dice. Nunca podrá ser amigo, hermano, primo, tío ni cualquier otro parentesco que se nos ocurra. Johnny no es mi favorito ni mi debilidad pero es imposible no mirarlo. Las cámaras lo adoran y él se deja adorar como Willy Wonka, el Capitán Sparrow, Manos de Tijera, Ed Wood y ahora como barbero diabólico y sanguinario.


El universo burtoniano vuelve con la sangrienta y triste historia de Sweeney Todd.


Johnny cantará y nos conquistará una vez más, aún sin la guitarra y el margarita. Podemos hacer la excepción. Con Johnny en la pantalla y nuestra imaginación sin límites, alcanza para enamorarnos.






No hay comentarios:

Publicar un comentario