20 junio, 2008

Patrick Dempsey o la reinvención del patito feo

Alguna vez iba a suceder. Tenía que cambiar su suerte. Después de todo, el patito feo no siempre fue fulero. Además, es justo y necesario pensar que a todos nos llega el momento de convertirnos en cisnes. El famoso cuento de Andersen se parece bastante a la historia que le tocó vivir a Patrick Dempsey, el nuevo galán romántico made in USA. Haciendo honor al héroe del cuento, el muchacho fue despreciado durante un tiempo y tuvo que recorrer un largo camino hasta llegar a ser el príncipe azul moderno de Encantada. Durante los 80 participó en cuanta película teen anduviera dando vueltas por ahí. Can't buy me love, Loverboy eran las típicas comedias de enredos adolescentes, simpáticas pero fácilmente olvidables. Otro problema era que el galancito ochentoso tenía fecha de vencimiento. Aquello que a los 20 era encantador, a los 30 resultaba patético. A fuerza de codazos se lo pudo ver en Scream 3, Sweet home Alabama, With honors (películas bastante malas por cierto) que le permitieron asomar un poco la cabeza entre figuras que, lejos de ser brillantes, gozaban de cierta popularidad. Cuando pensó que su destino era ser uno más del montón, un buen samaritano vio su talento desperdiciado y quiso sacarlo del estanque. Y así Patrick se convirtió en cisne y fue rebautizado como Derek Shepard, más conocido entre sus fans como McDreamy, el tierno neurocirujano de Grey's Anatomy, serie que se emite por Sony y va por su cuarta temporada. Así fue como la pantalla chica rescató al cuarentón, supo apreciar su belleza madura y le ofreció el pasaporte al éxito.

Si bien asegura desconocer la fantasía femenina del ambo blanco, agradece el apodo y se regodea siendo ¡por fin! el lindo de la serie. Gracias al éxito de su tire y afloje con la Dra. Grey, Patrick volvió y fue millones. Este año, la parafernalia Disney apostó por él y reimpulsó su carrera cinematográfica como príncipe azul en Encantada. Matel lanzó su imagen articulada al mejor estilo Ken y por si fuera poco, Donatella Versace no quiso perder la oportunidad de incrementar sus ventas utilizando al santo varón como imagen masculina de su colección verano 2008.
Últimamente se lo pudo ver como un donjuán reconvertido, enamorado de su mejor amiga en Quiero robarme a la novia, una de esas películas previsibles y repetitivas que lo catalogan de acá a un tiempo como el nuevo galán de moda.
Mientras las chicas lo adoran, él aprovecha su momento de gloria porque sabe que poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne.

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