02 octubre, 2012

Hasta el infinito y más allá


El fin del mundo está cerca. Todos los intentos de inteligencia por evitar el Apocalipsis han fracasado.
En 21 días un meteorito llamado Mathilda impactará en la Tierra y nadie vivirá para contarlo, así que de ustedes depende cómo aprovechar el tiempo que les quede por vivir.
Esto es lo que plantea Buscando un amigo para el fin del mundo, ópera prima de Lorene Scafaria, una directora que en lugar de hacer una más de cine catástrofe con esta temática decidió hacer foco en las pequeñas cosas; la última cena, la última borrachera, esa canción que queremos escuchar cuando todo se acabe, un beso de despedida...
En la película vivimos los últimos días de Dodge y Penny, seguramente una de las parejas más desparejas que se haya visto en pantalla. Sin embargo la elección de Steve Carell y Keira Knightley como dupla protagonista no puede ser más acertada: a simple vista son dos personajes muy distintos, tan distintos que chocan como el asteroide que está por llegar, pero justamente los opuestos se atraen y todo se vuelve más real e interesante. Ya sabemos de sobra que Keira Knightley abusa de su gestualidad y es capaz de hacerlo hasta en el momento más trágico, en cambio Steve Carell aprendió a sufrir de manera convincente. Parece que aprendió bien la lección del manual indie de personajes sufridos porque hace un tiempo comprobamos y compramos el papel de cuarentón en crisis, deprimido y sensible. Hagan la prueba de verlo en Loco y estúpido amor o también en  Dani un tipo de suerte.    

En Buscando un amigo para el fin del mundo la sociedad reacciona de distinta manera ante la noticia del Apocalipsis: hay suicidios, saqueos, éxodos, gente que se adelanta al meteorito y prefiere contratar un sicario para ahorrarse el disgusto del impacto de Mathilda. Otros eligen drogarse escuchando Radiohead y están los que se entregan al hedonismo más puro hasta que llegue el fin de los días.
¡Esto es el Titanic pero sin botes salvavidas! Bienvenido a bordo - dice el mejor amigo de Steve Carell que por su parte decidió vivir su tiempo de descuento de fiesta, pero esto no aplica para Dodge, un tipo metódico y ordenado, incapaz de matar un bicho y bancarse la picadura el día después.
Dodge está solo. Solo con su meticulosidad. Con su tiempo perfectamente organizado. Su mujer lo abandona en el momento que se conoce la noticia del meteorito. Su vecina Penny no está mejor, sólo que prefiere reírse más que Dodge ante la desgracia inminente. 

  
Nunca se cruzan hasta ese momento en que la ciudad es un sálvese quien pueda. En el medio del caos y con la cabeza caliente se unen en un viaje con distintos objetivos: Dodge buscar a la mujer que fue el verdadero amor de su vida y Penny volver al nido familiar. 
La directora propone allí un quiebre y deja de lado gags y las situaciones cómicas para invitarnos a un viaje intimista entre los protagonistas que es una huida, pero también esperanza.
El mundo se acaba y las cosas deben ser experimentadas antes que ser científicamente estudiadas, parece decirnos Lorene Scafaria y de eso se trata el viaje que propone al infinito y más allá. Que cuando eso suceda, alguien nos diga amorosamente y sin miedo "Fue lindo conocerte".
No hay máscara antigas que nos salve de Mathilda ni de semejante emoción.



Buscando un amigo para el fin del mundo,  Lorene Scafaria (2012)

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