23 junio, 2015

La fiesta interminable


Usá el miedo para ser el mejor.
(Germán Martitegui, Masterchef Argentina)

Todo el mundo debería vivir alguna vez la experiencia de ir a una fiesta inolvidable. No necesariamente como la fiesta psicodélica setentosa de Peter Selles con espuma y elefante incluido, sino una fiesta en la que todos bailen, canten, coman y beban como en un gran banquete romano.
El secreto del éxito de una fiesta inolvidable no es un sofisticado plato de langosta o un carísimo champagne francés, la clave son los protagonistas, los que llevan delante la fiesta, los que se la ponen en sus espaldas y arengan a los demás a que se sumen al festejo. Cuando todo ésto funciona, nadie quiere irse a su casa. Uno es capaz de dejar la fiesta con las primeras luces del día, el rimel corrido, los tacos en la mano y esa sensación de haber disfrutado y festejado a la par de los protagonistas.
Esto es lo que nos pasa en el barrio cada miércoles, alrededor de las 23 horas, cuando termina un nuevo capítulo de Masterchef Argentina.

Bienvenidos a un nuevo post de Masterchef: la fiesta interminable. 

El 8 de Abril arrancó esta fiesta con los mismos protagonistas pero distintos invitados, entre ellos, una señora paqueta de San Isidro, un estudiante de medicina con aspiraciones de arquitecto al momento de presentar sus platos, un ingeniero gastronómico lacrimógeno que cocina inspirado en la recetas de la abuela, una abogada misionera, un carpintero/herrero de perfil bajo que será de los últimos en abandonar el barco, un chico bien de Cardales dispuesto a pisar cuanta cabeza se le cruce por el camino, un actor que no puede dejar de usar crema en sus platos y algunos cuantos más.

En el estudio nada cambió. El Mercado auspiciante sigue tan bonito y surtido como siempre. Allí, los participantes pueden elegir desde carne de ciervo o aceite de trufa hasta una simple cebolla de verdeo o remolacha. Las islas de cocina se mantienen impecables y el balcón, ese lugar que representa la salvación de una prueba de eliminación, sigue siendo esa especie de trono que todos quieren ocupar.

Además, este año los cocineros amateurs han tenido que afrontar desafíos como cocinar para la planta industrial de La Serenísima y también alimentar a los tripulantes de la Fragata Libertad. Viajaron a la provincia de San Luis y cocinaron al aire libre para el equipo de competición de ciclistas de la región, prepararon comida chatarra para un grupo de motoqueros y no podía faltar un clásico de Masterchef: prepararon platos a ciegas sin saber que los comensales serían sus propias familias.


Los invitados de Masterchef 2015 tienen gusto a poco. No sabemos si tendrá que ver con una cuestión presupuestaria o si no nos quieren aburrir con una nueva visita de Dolli o Narda. Hasta ahora, han pasado sin pena ni gloria Fernando Trocca, el sushiman Iwao Komiyama y una simpática aparición de Elba, la ganadora de la edición 2014.

Volviendo a la idea inicial del éxito de una fiesta, en ésta la clave es el jurado. Acá es donde nos gusta hacer un paréntesis, donde nos regodeamos y donde celebramos la magia del programa. 
No lo podemos evitar: el trío De Santis - Krywonis - Martitegui nos da mucha gracia y admiración. 
Por lo pronto, nadie puede negar que son tres pesos pesados y no sólo por los kilos ganados desde la emisión de este programa, sino que cada uno de ellos sabe lo que hace, conoce el paño, y no hay nada más interesante que escuchar y ver a los que saben. Este año, a diferencia del anterior, el jurado mete más sus narices, o mejor dicho, sus manos. Así es como Donato ayudó a un participante en crisis a armar unos raviolones en una milésima de segundo.  Christophe se puso el delantal como cualquier participante y le tocó cocinar un clásico de la cocina francesa de la que proviene. Martitegui todavía nos lo debe.  Él no se mancha las manos, pero sí sugiere a su estilo.

Seguramente, Donato nació para ser un excelente cocinero y empresario, pero también nació para estar en Masterchef. Sin él, nada sería igual. Sus intervenciones son desopilantes y sigue poniendo un manto de piedad ante los desastres que debe probar.
Christophe ya no puede engañar a nadie. Es un gordo encantador que sigue conquistando corazones. Con su tono afrancesado dice cosas brutales como "Esto es una bosta" pero también mete bocadillos geniales como "Los gordos somos generosos". Como ya es habitual, no duda en demostrar favoritismos por ciertos participantes, por ejemplo, cierta debilidad con los platos de Francisco o las últimas presentaciones de María, la masterchef eliminada que después de algunas pruebas se ganó el derecho de volver al juego.
Y por último, Germán Martitegui, el "Onur Argentino" según palabras del mismísimo Christophe. Martitegui es lo que en algún momento fue Massey. Un rockstar, sexy, interesante, canchero, de fina estampa. Hoy, con semejante publicidad y difusión, todos conocen a Martitegui. No tanto por haber ido a Tegui, su restaurant carísimo, sino porque es trending topic, porque es el más buscado en las ferias gastronómicas, porque las mujeres (sin importar la edad) hacen cola para sacarse una foto con él, porque su estilo único y personal es reconocible y cuando todo ésto pasa, estamos hablando de un personaje famoso.
Germán es soberbio y brutal,  y si bien uno sabe que el programa está guionado, no creemos que sea un personaje. Martitegui debe ser así. O peor, según lo que le dijo a uno de los participantes cuando quedó eliminado.  Pero es Martitegui, es Masterchef y entonces se le perdona todo.

Como en toda receta, hay ingredientes que pueden sustituirse por otros. En cambio, hay otros irremplazables. Éstos últimos son los que dan ese toque justo, el sabor indicado y buscado.
Peluffo sigue siendo un moderador correcto y simpático, los participantes podrán sustituirse de acuerdo a la conveniencia del programa, pero el jurado es ese ingrediente irremplazable. Es el fuego que nunca se acaba. Ellos son ese sabor único. Son la música, el baile, la comida y la bebida de una fiesta interminable. 
La fiesta de cada mitad de semana. 

Masterchef se emite todos los miércoles a las 21 hs. por Telefé.
Repite todos los martes a las 21 hs. por Discovery Home & Health

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