12 octubre, 2016

Eramos tan románticos


Amor y Letras es una película para los que aman fuerte a los libros. Para los que entendemos que cuando un libro es bueno no se puede dejar de leer, ni siquiera en plena calle. Somos capaces de hacer piruetas, esquivar gente y seguir atentamente las letras. Es para los que acumulamos libros en la mesita de luz y para los que nos enamoramos de los buenos lectores porque son un flanco difícil de encontrar.

En los primeros quince minutos de Amor y Letras, Josh Radner - actor, escritor y director - se encarga de machacarnos su amor por los libros. Es él quien lee por la calle camino al lavadero, es quien observa cómo su ex novia abandona el hogar y mete mano en la biblioteca compartida, es el que hojea todas sus lecturas pendientes de la mesa de luz y también reconoce que un libro de mil páginas puede ser una obra maestra pero también puede volverte el ser más antisocial del planeta.

Y si no alcanza con los libros, Amor y Letras tiene dos ases más románticos en la manga. Por un lado, el disfrute de conectar con una composición de Bach o Beethoven en el medio del caos neoyorkino. Y por otro lado, el intercambio postal. Los protagonistas juegan a olvidarse del mail e intercambian cartas a la distancia.
Y por último, una recomendación: hay que ver Amor y Letras porque amamos a Ted Mosby, el protagonista de How I met your mother. En la película Ted se llama Jesse, y es casi el mismo que en la sitcom. Y no molesta.

Amor y Letras es la vuelta de Jesse Fisher al campus universitario. Su mentor, el profesor Peter Hoberg (Richard Jenkins) se jubila y lo invita al evento homenaje que se dará en su honor. Jesse no necesita mucho qué pensar. Su novia lo dejó, tiene un trabajo que lo desmotiva y demasiados buenos recuerdos que lo ligan e incitan a volver al campus. Con un libro, un bolso de mano y un auto de alquiler viaja a Ohio a reencontrarse con su amigo. La vuelta a las aulas es nostalgia pero también es novedad porque allí conocerá a Zibby (Elizabeth Olsen), una universitaria de veinte que con su espontaneidad y su madurez le correrá el velo de los ojos al protagonista.  Zibby lo incita a sentir la música clásica y la ópera y es quien le pide que imaginen una vuelta al siglo XVI y se escriban cartas de puño y letra cuando Jesse tenga que volver a NY.
Con sus casi 20 años, Zibby es apasionada y Jesse se deslumbra con esa mujer capaz de entender la música barroca y a la vez defender y justificar la lectura de una novela de vampiros para adolescentes, aunque más tarde Jesse le tirará por la cabeza el best seller teen y le mandará por correo un ejemplar de Drácula de Bram Stocker porque es la verdadera y única historia de amor de vampiros, y también Canciones de inocencia y experiencia, un libro de poesías de William Blake. No olviden que Jesse, ante todo, es un romántico.

Amor y Letras es una anti-comedia romántica de culto, que nos viene a plantear la diferencia entre crecer, madurar y envejecer a través de tres generaciones unidas por la insatisfacción: el profesor jubilado, la estudiante demasiado madura y el chico de treinta y pico en crisis.
Es auténtica, habla de sentimientos tangibles y anima a quien la ve a recordar lo bueno que se dejó atrás y sobre todo, a pensar que lo que está por venir no tiene por qué ser peor.

Bienvenidos al club de los adultos.


Amor y Letras la pueden encontrar también como Liberal Arts, su nombre original en Netflix.


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